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domingo, 18 de octubre de 2015

KYOTO








Pasear por la antigua capital de Japón a golpe de recomendaciones fue la decisión más acertada para conocer la ciudad. Había mucho por descubrir, ganas de verlo todo y 5 días por delante. Para ser más prácticos, dividimos la ciudad por zonas, eso si, aplicando la improvisación como animal de compañía.

Paseamos por las calles de Miyagawacho admirando su arquitectura y tiendas tradicionales, nos perdimos por el Fushimi Inari y sus 4 km de Toriis y visitamos algunos de sus templos más conocidos, como el Ginkaku-ji (Pabellón de Plata), el Kinkaku-ji (Pabellón de Oro) o el Nanzen-ji, por nombrar algunos. También nos relajamos en algún que otro jardín Zen y recorriendo el paseo de los filósofos.

La guinda del pastel fue tropezarse con una Geisha en una calle cualquiera del barrio de Gion. Increíble.

lunes, 12 de octubre de 2015

O-BON








El Shinkansen salió puntual de la estación de Tokyo hacia nuestro siguiente destino: Kyoto. Habíamos planeado llegar ese día para coincidir con la celebración de uno de los festivales más conocidos de todo Japón: El O-Bon. De origen budista y dedicado al recuerdo de los muertos, se dice que los espíritus de los fallecidos visitan el mundo de los vivos y que vuelven a su mundo a través del fuego.

Nos dirigimos al puente que cruza el río Kamogawa, al oeste de la ciudad. Nos habían dicho que era uno de los mejores lugares para poder disfrutar del evento. Había mucho ambiente, música y varios puestos de comida.

Ya hacia las 20:00, lanzaron cientos de farolillos al río para que se alejaran flotando y guiaran a los espíritus de vuelta a su mundo mientras que, en las montañas y a lo lejos, se encendían hogueras gigantes en forma de kanjis como señal de despedida.

domingo, 4 de octubre de 2015

NIKKO









A poco más de una hora en tren desde Tokyo y situado entre las montañas, Nikko es uno de esos lugares dónde parece que se ha detenido el tiempo.

Llegamos temprano a la estación, dónde una versión del señor Miyagi pasó a recogernos. Esa noche íbamos a dormir en su casa, nuestro primer Minshuku del viaje. Después de dejar nuestras mochilas, nos dirigimos hacia la zona de los templos.

El puente rojo de Shin-kyo era el punto de partida, dónde la ruta se adentraba a la montaña. El Toshu-Gu, Rinno-Ji y Futarasan iban apareciendo envueltos en un paisaje increíble, a través de una vegetación densa y árboles milenarios. La fina lluvia que caía ese día, le daba el toque místico.

Ya por la tarde, decidimos hacer una corta excursión al abismo de Kanmangafuchi, dónde íbamos andando por el sendero bajo la atenta mirada de las estatuas de Jizo.

TSUKIJI MARKET: HISTORIAS DEL DÍA ANTERIOR






Una de las primeras cosas que hicimos al decidir que queríamos conocer Japón fue preparar nuestra ruta. Podría sonar fácil, ya que parece ser una tarea que entusiasma a cualquiera, pero es el momento en donde tú y el país que visitarás se ven las caras y, ¿que pasa? que quieres verlo todo! 

Tres días en Tokio, no mejor cuatro, a mi me han dicho que Kioto es maravilloso! Bien vayamos cuatro días. A mi me gustaría ir a los Alpes Japoneses… ¿ y si hacemos un trekking?, ideas y más ideas… miles de opciones pero al final y con paciencia consigues una lista de los 'imprescindibles' que te gustaría conocer.

Para nosotros uno de ellos era el Tsukiji Market. Si, si, el que todo el mundo recomienda en blogs y guías y lo marcan como imprescindible!

Para ir al Tsukiji Market lo ideal es levantarse a las 4:00 am y, a ser posible, llegar antes de las 5:00 am. para no perderse ningún detalle de la subasta de atún y del mercado de pescado más grande del mundo!
Y así fue, llegamos a las 5:00 am y desde la ventanilla del taxi se podía ver un pescado gigante de cartón piedra que nos daba la bienvenida. 
Caminamos entre las paradas todavía desérticas buscando la entrada al recinto de las subastas, y una vez allí y después de hablar con el vigilante... ¡¡oooooh, tenían 3 días de fiesta y estaba cerrado!! Fiesta en Japón! Y en Jueves!

Ante eso decidimos caminar entre las paradas y disfrutar de la tranquilidad. Nuestro recorrido fue diferente, caminando en un lugar que retrata una vida ajetreada, aunque ese día, sólo se respiraban historias del día anterior.