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martes, 5 de enero de 2016

MIYAJIMA










Llegamos temprano a la estación de Hiroshima, dónde decidimos visitar el monumento de la paz antes de proseguir nuestro viaje a Miyajima. Conocida también como la cúpula de la bomba atómica, el edifico en ruinas es un recuerdo de lo que pasó un 6 de agosto de 1945 y un símbolo de esperanza para la paz mundial. Aprovechamos también para visitar su museo, situado a poca distancia del lugar.

Proseguimos nuestro viaje dirección sur con un tren local hasta Miyajimaguchi dónde, tras un breve trayecto con el ferry, llegamos a la isla de Miyajima. Su gran Torii flotante, símbolo por excelencia de la isla, nos dio la bienvenida. Decidimos perdernos por todos los rincones de la isla admirando sus santuarios y templos, mientras los ciervos, que campaban a sus anchas, iban y venían pidiendo comida. Probamos también una de las especialidades de la isla: las ostras.

Ya al día siguiente y después de un desayuno estilo japonés, decidimos hacer una excursión al monte Misen por la ruta del Daisho-in. Con unas vistas fantásticas sobre el mar interior, atravesamos bosques y algún que otro santuario hasta llegar a la cima, unas dos horas después.

NARA






A poca distancia de Kyoto se encuentra la que fue la antigua capital de Japón: Nara. Después de un breve paseo desde la estación de tren, llegamos al parque de Nara, dónde multitud de ciervos se nos acercaron. Y es que, parece ser, que los ciervos sika estan considerados como mensajeros de los dioses y deambulan por las calles en libertad. Nos dejamos caer por el templo de Todaiji, famoso por la estatua del Gran Buda, el Kasuga Taisha con sus miles de lámparas de bronce y por el templo Horyuji, considerado como la pagoda más antigua del mundo.