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martes, 12 de julio de 2016

PASEO BICICLETERO







Y por fin llegó el gran día: ¡mi cumpleaños! El día pintaba lluvioso, con grandes nubes grises y algo de viento. ¿Y? ¿Que mejor regalo que alquilar unas bicicletas y mezclarnos con los cientos de ciclistas que llenan las calles cada día?

El 50% de los ciudadanos utilizan la bicicleta para ir a trabajar y el número de bicicletas supera al de habitantes, convirtiendo Copenhague en una de las ciudades con más trafico rodado del mundo. Bajo esa premisa, circular en bicicleta requería algo de habilidad y sobretodo, ¡valentía!

Después de 10 minutos pedaleando, conseguimos domesticar las grandes bicicletas talla XXL que nos habían prestado. Al ir motorizados, pudimos ampliar el área de la ciudad, visitando el castillo de Rosenborg, Kastellet y la sirenita, símbolo de la ciudad. Seguimos a lo largo del muelle para luego desviarnos dirección Christiania, ciudad fundada por okupas en los años 70 y caracterizada por vivir al margen de la Unión Europea, sin impuestos y con sus propias leyes.

lunes, 11 de julio de 2016

KØBENHAVN

Considerada como una de las ciudades más ecologistas del mundo, Copenhague es una ciudad dónde tradición y modernidad van de la mano.

Llegamos un jueves por la mañana, bajo un sol inusual y con muchas ganas de conocer. Nos alojamos en un apartamento cerca del centro, en Norrebro, el barrio más multicultural y pintoresco de la ciudad. Dejamos los bártulos y nos fuimos directos a la parte más antigua, dónde estuvimos callejeando sin un rumbo concreto. Así pues paseamos por delante del Tívoli, el Ayuntamiento, Stroget, la universidad y el palacio de Christianborg, pasando también por el Teatro Real hasta llegar a Nyhavn, dónde una puesta de sol de cuento nos sorprendió. El encanto del canal, junto con las casas de colores y los barcos de madera, daba al lugar una atmósfera especial.

domingo, 10 de julio de 2016

SECUESTRO EXPRESS

La nota era clara: 'Ten cuidado, te estamos vigilando. Algo va a ocurrir en dos días'. Estábamos a mediados de Abril, mes dónde la primavera llega y mi cumpleaños, también.

La cara de desconcierto era evidente. Dos días...mmmh... justo para mi cumpleaños... De camino a casa iba mirando de reojo a la gente, cauto. Decidí no darle más importancia, esperar a ver que. Al día siguiente y ya con la cabeza en otras cosas, apareció el segundo mensaje. Rezaba así: 'Sólo queda un día. Prepárate'.

Una gota de sudor apareció en mi frente. Estaba claro que alguien estaba tramando algo, y todas mis sospechas iban a parar a Eli, evidentemente. ¿Que estás montando? -preguntaba. Yo? Nada, respondía sonriente.

Así que finalmente llegó el gran día. Y los nervios también. Una última nota, algo más relajada, desveló el misterio. Con el gran día, llegó el regalo, ¡un viaje a Copenhague!

domingo, 12 de junio de 2016

TAKAYAMA Y ALREDEDORES








Seguimos nuestras andanzas por los Alpes Japoneses hasta llegar a Takayama, ubicada en la región montañosa de Hida. Perfecta para recorrer andando o en bicicleta, sus calles respiran un estilo de vida tradicional. Pasear por el casco viejo de la ciudad es como pasear por la historia, dónde las fábricas de sake y sus casas de madera del periodo Edo están perfectamente conservadas, inmutables al paso del tiempo.

Rodeada también por grandes montañas con cimas superiores a 3.000m., quisimos cerrar nuestro viaje a Japón haciendo una excursión por el parque nacional del Kamikochi. Así que, al día siguiente, nos levantamos bien temprano para coger un autobús que nos llevaría puntual a la entrada del parque. No olvidamos comprar una pequeña campana 'ayuenta-osos' por si las moscas. Nos habían dicho que por los bosques del parque habían algunos y decidimos ser precavidos después de la experiencia que tuvimos días atrás.

La ruta elegida fue la de la ascensión al Dakesawa, de unas 3 horas, dónde cruzamos bosques de coníferas y un glaciar hasta llegar al refugio. Ahí dimos la vuelta después de disfrutar de las vistas.

domingo, 21 de febrero de 2016

LA NAKASENDO











Cuando planeamos nuestro viaje a Japón, lo quisimos dividir en 3 partes: grandes ciudades, lugares con tradición y por supuesto, naturaleza. Claro que, ir acompañada por un amante de la naturaleza tiene sus ventajas. Así fue como llegamos a la tercera parte de nuestro recorrido: los Alpes Japoneses.

Para comenzar la Nakasendo tuvimos que llegar a Magome, un pueblo parecido a los escenarios de la película 'Tigre y Dragón', con bellas casitas rodeadas de montañas que la hacían parecer una típica y pintoresca postal japonesa.  

De este modo comenzamos nuestra pequeña aventura por una de las rutas más antiguas de Japón, la Nakasendo, ruta comercial que comunicaba Kioto con Tokio durante la época del shogunato Tokuguawa.

Nuestro recorrido comenzaba de forma tranquila, dónde los sonidos del bosque llenaban nuestros sentidos. Se podía respirar en el ambiente esa calma y tranquilidad que te da estar en medio de la naturaleza, rodeados de árboles gigantes que dejaban entran destellos de luz, iluminando diferentes detalles como si quisieran llamar nuestra atención. De pronto una señal de la cual colgaba una gran campana llamó nuestra atención. Advertía: tocar para ahuyentar a los osos!

Pensamos que era broma y seguimos nuestro camino. Al encontrar la segunda campana, nos miramos sin decir nada, hasta que en la tercera, pensamos: ¿Será verdad?

Toda la tranquilidad que habíamos logrado hasta ese momento desapareció y, aunque tratamos de tranquilizarnos, no podíamos dejar de pensar en un oso gigante levantándose a dos patas. ¿Y si nos sale uno, ¿¡que hacemos?! la respuesta era simple y sencilla… correr y cruzar los dedos!!!

martes, 5 de enero de 2016

MIYAJIMA










Llegamos temprano a la estación de Hiroshima, dónde decidimos visitar el monumento de la paz antes de proseguir nuestro viaje a Miyajima. Conocida también como la cúpula de la bomba atómica, el edifico en ruinas es un recuerdo de lo que pasó un 6 de agosto de 1945 y un símbolo de esperanza para la paz mundial. Aprovechamos también para visitar su museo, situado a poca distancia del lugar.

Proseguimos nuestro viaje dirección sur con un tren local hasta Miyajimaguchi dónde, tras un breve trayecto con el ferry, llegamos a la isla de Miyajima. Su gran Torii flotante, símbolo por excelencia de la isla, nos dio la bienvenida. Decidimos perdernos por todos los rincones de la isla admirando sus santuarios y templos, mientras los ciervos, que campaban a sus anchas, iban y venían pidiendo comida. Probamos también una de las especialidades de la isla: las ostras.

Ya al día siguiente y después de un desayuno estilo japonés, decidimos hacer una excursión al monte Misen por la ruta del Daisho-in. Con unas vistas fantásticas sobre el mar interior, atravesamos bosques y algún que otro santuario hasta llegar a la cima, unas dos horas después.