Ya en Kathmandú y aprovechando unos rayos de sol, decidimos visitar la stupa más grande de Asia, Boudanah. Bajo la mirada atenta de Buda y rodeado de monges tibetanos, se presentaba con ambiente festivo, donde cientos de banderitas de colores y murmullos tántricos por doquier nos dieron la bienvenida. La guinda del pastel, la aguja que te manda directamente al limbo, eso si, sólo si te portas bien.
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