A poco más de 2 horas de Chetumal y en un cruce cualquiera, nos bajamos del autobús para adentrarnos en la selva. Esa noche íbamos a acampar en una tienda bajo una oscuridad absoluta. Los monos aulladores empezaron con sus gritos y pronto se le sumaron otros cientos de ruidos. A pesar de todo, dormimos bien y a la mañana siguiente, bien temprano, nos dirigimos a las ruinas. Entre tarántulas, jabalíes, pavos ocelados, tucanes, y 60 km de autostop, llegamos a las puertas de Calakmul.
Descubierto por Lundell en 1931, la antigua capital del mundo maya fue digno rival de Tikal (Guatemala) y fue nombrado patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO.
Paseamos entre las ruinas, las subimos, las bajamos, y en casi 3 horas de recorrido contamos sólo a unos 10 turistas.
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